noviembre 22, 2024

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De la movilidad a la accesibilidad urbana

Tener una discapacidad (bien sea congénita o adquirida), ser anciano (con movilidad reducida o degeneración de las capacidades cognitivas), o ser un niño/a en una ciudad de América Latina y Caribe (ALC) no es tarea fácil, pues la gran mayoría de los espacios y servicios públicos en las ciudades no son accesibles ni inclusivos.

Se estima que el 12% de la población tendrá más de 65 años. A pesar de esto, ni las personas con discapacidad, ni los ancianos, ni quienes los cuidan, son tenidos en cuenta, en la mayoría de los casos, a la hora de diseñar el espacio público en las ciudades de nuestra región.

Es evidente que la accesibilidad e inclusión en las ciudades afecta a una proporción significativa de la población. Por ello, resulta esencial tener en cuenta las necesidades de toda la población a la hora de diseñar los espacios públicos de forma adecuada. Cuando esto sucede, se promueve la cohesión social, la construcción de identidad y el desarrollo económico.

¿Cómo afectan las barreras urbanas el día a día de las personas con discapacidad?

En verdad,  la falta de acceso a espacios públicos para las personas con discapacidad también socava la calidad de vida de sus familias y cuidadores. Aun así, en todas partes de nuestras ciudades encontramos espacios a los que solo se puede acceder subiendo escaleras o caminando por caminos estrechos o donde no se puede acceder con una silla de ruedas.

 Estas barreras afectan más que la movilidad de las personas con discapacidad, también afectan sus oportunidades de socialización y prosperidad económica. Por ejemplo, los parques que carecen de equipamiento para niños con discapacidades y los segregan de otros niños, y el sistema de transporte que no puede acomodar a las personas con discapacidades obstaculiza su capacidad para acceder a puestos de trabajo.

Permitir el acceso a los centros urbanos y el tránsito de más personas, las ciudades aumentarían las oportunidades y la productividad económica. Los costos de las ciudades no inclusivas son altos. Las menores tasas de empleo para las personas con discapacidad se traducen en un gran peso en el bienestar de los gobiernos, que representa entre el tres y el siete por ciento del PIB mundial y una pérdida del 20 por ciento del mercado mundial del turismo.

¿Cómo construir espacios públicos para personas con discapacidad, niños y mayores?

Reconociendo la relevancia de los espacios urbanos inclusivos, algunas ciudades de América Latina y el Caribe están invirtiendo en espacios públicos y sistemas urbanos accesibles.

Las ciudades brasileñas de Curitiba y Uberlândia se han comprometido con una flota de transporte público totalmente accesible para personas con discapacidad. Otras ciudades de la región también han logrado avances importantes. 

La Paz, Bolivia y Ciudad de México por ejemplo, con el sistema de teleférico más grande del mundo, ha abierto oportunidades para muchos de sus ciudadanos.

Los proyectos incluyen acciones en espacios reales y virtuales; en espacios para estar, para jugar y para transitar; y en ciudades de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Israel, Estados Unidos y España. Es importante destacar que todos los casos presentados son proyectos reales que se han implementado con éxito. Nuestro objetivo es lograr que la inclusión sea considerada desde las primeras etapas de la planificación del proyecto, y que comprenda la participación de diferentes grupos sociales, eliminación de barreras físicas y sociales, así como campañas de concientización, entre otras actividades.

Las ciudades deben construirse para todos sus residentes

La planificación y el diseño urbano deberían y podrían eliminar los obstáculos urbanos y así aumentar la independencia de movimiento y el disfrute de los espacios para la mayoría de las personas. 

Las ciudades deben construirse para aumentar la autonomía y las capacidades de todos sus residentes.

Fuente | Ciudades sostenibles | blogs.iadb.org