Las calles deben invitar a caminar. Una ciudad caminable es una ciudad vital, sostenible, sana y segura. Sin embargo, aunque alentar a las personas a caminar es todo un reto, la buena planificación urbana es determinante para influir en los patrones de uso y comportamiento en la ciudad.
¿Cómo lograrlo? Aquí te mostramos algunas claves.
Fomentar la movilidad verde
La salud de una urbe, la economía y el medio ambiente se benefician cada vez que una persona circula caminando o con una bicicleta para realizar sus actividades diarias. Se reduce el consumo de recursos, se limitan las emisiones de carbono y disminuyen los niveles de ruido.
Potenciar la vida entre edificios
La “vida entre edificios” incluye un gran número de actividades que se pueden realizar en las calles tales como caminatas, paseos, conversaciones y encuentros, ejercicios, bailes, intercambios comerciales o espectáculos callejeros, Caminar es mucho más que solo circular. Es una experiencia que permite vivir la ciudad en toda su diversidad.
Impulsar las actividades recreativas
En el día a día, existen actividades obligatorias que se deben realizar y actividades recreativas que, por lo general, son tareas opcionales y más placenteras, como pasear u observar un paisaje. Un espacio urbano de calidad es un prerrequisito para propiciar las actividades al aire libre.
Veredas más anchas
Ensanchar las veredas, plantar árboles nuevos para proveer de sombra el camino, organizar exposiciones de arte en la calle y contar con iluminación nocturna son algunos aspectos esenciales que incentivan a los habitantes a caminar y a permanecer en la ciudad. Las mejoras urbanas aumentan el flujo peatonal y las actividades de permanencia, tanto en horario diurno como nocturno, multiplican el nivel de actividad.
Mejorar el mobiliario urbano
La renovación del mobiliario puede llevar a las personas a patrones de comportamiento completamente nuevos . En el puerto de Aker Brygge, en Oslo, las viejas banquetas fueron reemplazadas por modelos nuevos que tenían una capacidad de más del doble que las anteriores (129%), lo que incrementó su uso. Encuestas hechas en 1998 y en 2000, antes y después de esta iniciativa, prueban que la utilización de los bancos por parte de la gente aumentó casi en la misma proporción (122%).
Edificios para ser vistos en la planta baja
Cuando caminamos, la cabeza tiende a estar inclinada 10 grados hacia abajo para así poder prestar atención a cualquier obstáculo. Sin embargo, tener un campo de visión horizontal significa que al caminar, solo se aprecia lo que ocurre en la planta baja de los edificios. Si las fachadas cuenta con una variedad de detalles en este nivel, los paseos por la ciudad serán abundantes en sentido y en experiencias.
Fuente | ONU – Habitat
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